Perez Celis

El Museo Nacional de Bellas Artes Neuquén rinde homenaje a Pérez Celis, uno de los plásticos argentinos de mayor proyección internacional, pero a la vez de una enorme popularidad puertas adentro de su propio país.

Están presentes en esta muestra algunos de los puntos cardinales de la cuantiosa obra de este incansable creador, los hitos de las diversas residencias que habitó en la tierra, desde sus inicios hasta sus trabajos más recientes.

Cada una de estas obras narra una etapa diferente en la profusa vida de este artista viajero y, reunidas en esta colección, conforman un itinerario que abarca su interminable recorrido por la geografía del mundo, de la que el artista supo captar, como pocos, la fuerza de la tierra que lo nutría, fuera la selva de rascacielos de Manhattan o la brumosa melancolía de París, el inconmensurable silencio de la Pampa o la inmensidad abismal de los Andes.

Artista infatigable, militante permanente del trabajo, Pérez Celis prácticamente no dejó soporte ni lenguaje por explorar. Así lo hizo desde sus primeros contactos con el constructivismo montevideano hasta su descubrimiento de la abstracción geométrica, religión a la que se entregó de muy joven tras asistir en el 61 a una muestra histórica de Vassarely en el MNBA porteño, pasando por sus experiencias figurativas de los años ochenta o el gran porte de los murales, desafío que nunca esquivó tal y como lo confirman las paredes de la Universidad de Belgrano o la fábrica Mercedes Benz de Tokio, por citar sólo dos.

Esta muestra de Pérez Celis, que cierra el calendario 2014 del museo y abre el de 2015, no registra antecedentes en nuestra región. A seis años de su fallecimiento, estas obras visitan por primera vez la Patagonia, región que amó y en la cual enseñó gracias a ese último gran mecenas romántico del siglo pasado que se llamó Tilo Rajneri que lo sumó a las huestes de talentos de su Ciudad de las Artes de General Roca.

Es un reconocimiento a un artista que, como pocos, llevó su obra a los pináculos artísticos del mundo sin perder en ningún momento sus raíces populares, sin perder de vista la brújula que lo llevaba de regreso al barrio.

Muy pocos argentinos han tenido esa doble cualidad que Pérez Celis exhibió a lo largo de su vida, esa alquimia que funde el prestigio internacional y la popularidad en partes iguales y que lo acompañó a lo largo de más de medio siglo de existencia creativa. Basta seguir el camino que siguieron las obras de este prolífico creador para comprender su presencia en el concierto del arte nacional e internacional.

Su personal impronta, sus cuadros de vigorosos colores y geometrías amerindias, se pueden admirar en el MoMA de Nueva York y en museos de Washington, Bogotá, Quito o San José de Costa Rica, pero también la encontramos en el diseño de unas alfombras de una legendaria fábrica argentina, en los avisos publicitarios de los años sesenta, en los muros del estadio de su amado Boca Juniors y hasta en emblemáticos discos del rock nacional de la década del setenta que marcaron la historia de esta música única. En todos estos mundos habita Pérez Celis.

Esa multiplicidad es lo que le dio la fuerza y la vigencia que hoy lo traen a la Patagonia. Siempre vivo, siempre presente, fiel a su estilo y a su pensamiento, genio y figura.

Oscar Smoljan -Director MNBA Neuquén