Marcos López

Un vuelo de cabotaje, como periplo aéreo dentro de los límites del país. Un sobrevuelo a vista de pájaro por los territorios geográficos, humanos y culturales de nuestra Argentina. Una vuelta por el barrio, un paseo por nuestra propia casa.

Este talentoso creador ha elegido titular su muestra  “Vuelo de Cabotaje”, recurriendo a aquel término aeroportuario utilizado con diversas connotaciones, en una invitación a internarnos en el significado de las cosas.

Se trata de una muestra antológica desde todo punto de vista. Un recorrido por obras que conforman en sí mismas, pasaportes que identifican a su creador.

En estas imágenes el espectador realiza un viaje por los cuatro puntos cardinales del país y por los rincones de su alma e inconsciente colectivo.

Es un viaje con pasaje abierto, cuyo único regreso estará signado por la profunda conmoción y en muchos casos la emoción que sus fotografías provocan.

En esas placas de colores, por momentos irreales, no sólo recorremos distintas regiones argentinas, sino también viajamos en el tiempo.

Un viaje a épocas ya perdidas, territorio indiscutido de la melancolía y la muerte, en donde vuelven con vida tradiciones, costumbres, personajes y otros fantasmas que la historia se llevó.

Y como el gran fotógrafo que es, pintor de retratos, a veces colectivos, Marcos López parece querer rendir su homenaje a los padres de la pintura argentina y universal. La Última Cena renace claramente en un asado cordobés; La Lección de Anatomía, en una autopsia a un muchacho del conurbano bonaerense; mientras que el incomparable Antonio Berni parece asomarse en algunos retratos y no faltan guiños a las imágenes religiosas del Renacimiento.

En este vuelo el autor nos habla de aquello que es, pero también de lo que se fue. Quizás ése sea el sentido profundo de la fotografía: por un lado la celeridad del rayo para detener en el tiempo un instante imperceptible para el ojo corriente, pero a la vez su perpetuación en el tiempo, lo que equivale a su inmortalidad.

López congela en un milisegundo la eternidad del momento y deja testimonio de su idea, su posición acerca de un hecho de la vida, de un segundo de la historia, se manifiesta con la absoluta libertad de un creador sin censura que sabe que está legándole al futuro la memoria de su propio pasado.

Marcos López es quizás, uno de los mayores referentes de la fotografía argentina y el Museo Nacional de Bellas Artes Neuquén agradece a la Fundación YPF el haber hecho posible que podamos contemplar esta colección.

Oscar Smoljan – Director MNBA Neuquén