Liliana Porter

La obra de Liliana Porter llega al Museo Nacional de Bellas Artes Neuquén en una muestra que encierra un cierto sabor a regreso. Es que desde la inauguración del museo en 2004, su colección permanente cuenta con una de las creaciones más emblemáticas de esa artista sin par, la cual ha venido siendo exhibida sin interrupción por estos quince años, volviéndose absolutamente reconocible y perdurable entre los innumerables asistentes a esta sala.

Espíritu inquieto e infatigable, su propia trayectoria, iniciada a finales de los años 50, bien podría conformar una metáfora del arte contemporáneo.

A lo largo de más de medio siglo, Porter ha venido experimentando, notable y exitosamente por cierto, con las más variadas plataformas de forma tan incansable como innovadora. Su impronta aflora en incontables grabados, dibujos, instalaciones, objetos, proyectos de arte público, fotos, filmes, video y hasta en el teatro, su más reciente y sorprendente desafío.

Pero quizás sea en esta última escala de su viaje creativo, donde esté la clave de lo que realmente significa el arte contemporáneo como propuesta artística a la vez que representación, lo que entraña como actitud frente al propio hecho creativo, pero también ante la realidad que nos atraviesa.

En todos estos años, desde sus comienzos al presente, Porter ha ido desgranando su filosofía, sus pensamientos, en cada una de sus obras. Son trabajos que impactan, conmueven y disparan a un tiempo la reflexión y el debate de ideas.

Pero también, esa línea de tiempo que recorre la propia historia de Liliana Porter como creadora, confirma que, hoy más que nunca, el arte ya no habita los compartimientos estancos en los que sobrevivió durante siglos. Hoy no hay fronteras que encierren o limiten la obra del artista.

Y Liliana ha asumido fuertemente esta verdad en cada una de sus experiencias y especialmente en esta última, al saltar el aparente, tan sólo aparente, abismo que parecía separar las artes plásticas del arte dramático.

Es que quizás, ya sea con su obra, una parte de la cual hoy nos honra en Neuquén, como con sus ideas movilizadoras, su propia vida como persona artista o sus permanentes desafíos que ha enfrentado sin miedo ni prejuicios, Porter nos esté diciendo que un cuadro ya no es sólo un cuadro, sino que la idea que lo gestó se prolonga, por otros medios, en una instalación, en una fotografía, en un video e incluso subir a un escenario y encarnarse en actores de carne y hueso.

Ellas nos está diciendo que el arte de este tiempo no es algo estático o inmóvil, sino más bien un concepto vivo que se transforma permanentemente y muta en nuevas expresiones, en nuevos lenguajes, en nuevas propuestas, en las cuales late el pensamiento vivo del artista.

Estas obras que hoy tenemos el privilegio de compartir, forman parte de lo mejor del arte contemporáneo y han venido siendo valoradas y reverenciadas en los grandes museos como talentosas creaciones gestadas a caballo de dos siglos.

Es un orgullo tenerla hoy entre nosotros y tener con nosotros estos trabajos, los cuales nos invitan a encontrar en cada uno de ellos esa clave que nos muestre el camino por dónde poder seguir transitando este tiempo extraño y fascinante que nos ha tocado vivir.

Oscar Smoljan – Director MNBA Neuquén