El Cubismo y sus entornos en las colecciones de Telefónica

El Museo Nacional de Bellas Artes Neuquén se honra en presentar la muestra “El cubismo y sus entornos en las colecciones de Telefónica”, con lo cual se constituye en única sede del interior del país en ofrecer esta exhibición antológica en la historia del arte en Argentina.

Expresamos nuestro agradecimiento a esta empresa por su permanente dedicación a la conservación y difusión del arte universal, así como por el esfuerzo en trasladar una colección de esta envergadura no sólo a nuestro país sino a este museo. Esto nos enorgullece en cuanto supone reconocimiento y confianza en la responsabilidad y profesionalismo que nos cabe como anfitriones.

Es la primera vez en la historia patagónica que obras pertenecientes al cubismo que siguió a la etapa analítica de Picasso y Braque se exhiben en esta región del país. Este hecho constituye una ocasión única para tomar contacto con tan importantes creadores y reflexionar sobre lo que su arte propone.

Más que una colección española debemos hablar de una muestra de carácter universal. No sólo se encuentran en ella algunos de los más importantes artistas del cubismo español -baste mencionar a Juan Gris, entre tantos nombres de real valía- sino de otras nacionalidades europeas como André Lhote, maestro de nuestros maestros, y también latinoamericanos, como los argentinos Emilio Pettorutti y Xul Solar y los uruguayos Joaquín Torres García y Rafael Barradas.

Pero esta integración intercontinental no termina aquí. Por generoso pedido de su curador, Eugenio Carmona, una obra emblemática de la colección permanente del MNBA Neuquén, como es la escultura “Ninfa recostada” de Pablo Curatella Manes, integra la muestra mientras dure su estancia en Neuquén. Esto expresa un doble reconocimiento: por un lado a la excelencia de nuestra muestra estable y, por otro, a ese genial artista argentino ya desaparecido, precursor del cubismo en nuestras tierras.

Resulta por cierto notable que los principios y objetivos que dieron origen a un movimiento gestado hace exactamente un siglo cobren hoy tanta actualidad y vigencia, en un mundo absolutamente distinto al que existía cuando esta corriente estética irrumpió cuestionando al arte mundial como se lo conocía desde el Renacimiento.

Hoy, más que nunca, nuestro tiempo nos reclama reconsiderar los fundamentos del cubismo, volver sobre sus puntos de vista, sus enfoques, su ideario, sólo que aplicados a esta realidad planetaria actual, tan diferente de la vivida en 1908 cuando Vauxcelles, sin quererlo, bautizó para siempre esa corriente artística revolucionaria.

Ser cubistas hoy es apreciar nuestra cambiante realidad desde todos los puntos de vista posibles. No queda ya en el mundo lugar para las visiones y pensamientos únicos. Para entender nuestra realidad debemos desarticularla, de-construirla, a cada minuto, para re-construirla a partir de nuestra propia experiencia colectiva y social, en un proceso que termina y vuelve a comenzar rápida e incesantemente.

Sabemos que la obra de arte ha dejado de ser una mera forma estática para convertirse en movimiento, en el espacio y en el tiempo, en una suerte de cinética de la cuarta dimensión.

Con la aparición del arte conceptual, la forma ha cedido en cierta medida ante la idea, y la obra de arte, al igual que el mismo pensamiento, se vuelve tan fugaz como su propia génesis intelectual.

Nosotros, en tanto seres multiplicados y multiplicadores, multiformes y globalizados, absolutamente polifacéticos y mutables, podemos llamarnos finalmente hijos y herederos del cubismo.

Tal vez el arte tenga leyes causales e inescrutables que hoy desconocemos pero que, a partir de la contemplación y de la experiencia intransferible que será asistir a esta y otras muestras, empecemos tímidamente a vislumbrarlas.

 

Oscar Smoljan – Director del MNBA Neuquén