Emilio Pettoruti

En 1924, muchas de las obras que comprenden esta retrospectiva que el Museo Nacional de Bellas Artes Neuquén se honra en presentar, se exhibían por primera vez en la Argentina. La historia narra que tanta modernidad sin previo aviso provocó entre los puristas de lo académico un escándalo de proporciones jamás vistas hasta entonces en una exposición de arte en Buenos Aires.

En medio de discusiones acaloradas, gritos y hasta golpes de puño entre los asistentes a la galería Witcomb, la vanguardia ingresó de lleno en las artes plásticas nacionales para no abandonarlas jamás.

El responsable de esa debacle con gusto a bautismo era Emilio Pettoruti, el gran precursor del arte moderno argentino, el artista que, como los planos de un nuevo mundo, trajo de Europa las líneas rectoras del cubismo, los presupuestos del futurismo y de la pintura abstracta a un país donde el naturalismo impresionista y el pintoresquismo se resistían a dejar los lienzos de los autores nacionales.

Pero Pettoruti no sólo fue el encargado de introducir la modernidad en las artes plásticas nacionales, sino que también produjo una de las síntesis más ricas que se hayan dado alguna vez en el arte al fusionar de manera admirable las nuevas tendencias con el bagaje estético local, en un novedoso y vigoroso lenguaje pleno de diversidad y originalidad.

Hoy, a más de ochenta años de aquella anecdótica batahola que marcó una de las tantas bisagras de la historia de la cultura nacional, el Museo Nacional de Bellas Artes Neuquén recibe a este artista gigante, a quien Luis Felipe Noé definiera alguna vez como “un clasicista de lo moderno” y que incidió como pocos en el arte argentino y latinoamericano.

Estas obras, que por primera vez pisan suelo patagónico, fueron reunidas en un esfuerzo único que enorgullece a nuestra ciudad y nuestra provincia y han sido aportadas por el Museo Nacional de Bellas Artes, el MALBA, el Museo Castagnino de Rosario, el Museo Provincial de la Plata, el Museo Sívori, la Fundación Pettoruti, la Cancillería Argentina y por coleccionistas privados.

Hay en esta muestra obras antológicas como “La señora del abanico verde”, “El timbre”, “La canción del pueblo” y “El morocho maula”, arlequín hermano de los clowns que pintó su contemporáneo Pablo Picasso.

Todas estas obras llevan consigo el sello inconfundible de este artista impar, su marca indeleble que guió y seguirá guiando sin dudas a tantos y tantos empecinados buscadores de lo nuevo que como él, abrieron la puerta del nuevo arte para todos los argentinos.

Oscar Smoljan – Director MNBA Neuquén